Siempre burlaban la aurora. Sus sombras ya se agitaban entre el trasterío antes de la hora acordada. Los abrazos eran siempre en la penumbra, al calor de una avena que ya comenzaba a soltar su harina, de un café que ya osaba con su único aroma a inundar el campamento. Sólo la recia llama bajo los grandes pucheros competía con la luz de un grato día que despertaba. En breve pasaría a por el desayuno, a formar sus bocadillos el nutrido grupo peregrino.
¡Menudo equipo! La entrega fue total. Siempre estaban ahí; de una oscuridad a otra, siempre alegres, siempre cantando, siempre entrañables… No estamos todos/as en la foto. No hubo tiempo para esos menesteres. Faltan Lupe, Xema, Chema, Ulises, Manolo... Éramos Sur y Norte profundamente unidos. ¡Gracias de corazón Córdoba! ¡Viva Andalucía!